Como cada año, el mes de junio celebra el Orgullo LGTBI+, y para Ana Redondo (Valladolid, 1966), este tiene un significado especial. Es su primer Orgullo al frente del Ministerio de Igualdad, una responsabilidad que asumió en noviembre de 2023, sucediendo a Irene Montero. Desde entonces, Redondo, doctora en Derecho Constitucional, ha llevado a cabo una gestión discreta en un panorama político marcado por la confrontación electoral y la polarización.
Redondo valora positivamente el trabajo de su antecesora, Irene Montero, quien impulsó significativos avances en derechos feministas y para el colectivo LGTBI+. La actual ministra pretende consolidar esas políticas y expandirlas. Ejemplos de ello son su apuesta por renovar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género y ampliar los derechos reconocidos en la ley trans a las personas migrantes.
Sin embargo, Redondo no considera oportuno en este momento reconocer derechos para las personas no binarias ni habilitar una tercera casilla registral. Tampoco ve necesario cuestionar a Isabel García como directora del Instituto de las Mujeres, a pesar de su pasado contrario a los derechos trans y la oposición de parte del colectivo.
El Ministerio de Igualdad enfrenta el reto de contrarrestar la expansión de la ultraderecha, que tiene como objetivos principales debilitar el feminismo y el derecho al aborto.
P: Hace un mes decayó su propuesta de ley contra el proxenetismo en el Congreso por el voto negativo de sus socios de Gobierno y del Partido Popular. ¿Contaban ustedes con el voto en contra de los populares? ¿Habían negociado con ellos antes?
R: Estábamos casi convencidos de que podían apoyarla porque en la anterior legislatura también había habido intentos de sacar adelante esta iniciativa como una enmienda y, luego, como una proposición no de ley, pero no fue posible. Creo que hubiera sido muy interesante que el Partido Popular hubiera apoyado la norma por coherencia. Nosotros mantenemos el rumbo, mantenemos la coherencia en nuestras iniciativas y creo que, lamentablemente, el Partido Popular no fue coherente. Se hace muy difícil confiar en un partido que manifiesta una opinión un día y otra opinión el siguiente.
P: O sea, fue un cambio de opinión de un día para otro. Es decir, sí que contaban con ellos.
R: Claro, es que era indispensable su posición favorable, tal y como la habían mantenido. Lo extraño fue el cambio de criterio. Ellos habían mantenido su posición favorable a esa modificación del Código Penal. Nosotros contábamos con que se mantuvieran en esa coherencia que finalmente rompieron.
