El Ministerio del Interior ha publicado el balance de siniestralidad vial correspondiente a 2023, revelando que un total de 1.806 personas fallecieron en siniestros de tráfico, mientras que 9.265 resultaron heridas graves. Durante el Pleno del Consejo Superior de Tráfico y Seguridad Vial, el ministro Fernando Grande-Marlaska hizo hincapié en que estos datos reflejan un incremento del 3% en el número de muertes en comparación con 2022, lo que se suma a un contexto en el que los desplazamientos de largo recorrido han aumentado un 2%.
En su intervención, Grande-Marlaska calificó los datos como preocupantes y señaló que 455 motoristas perdieron la vida, 42 más que el año anterior. «Son demasiados los siniestros de tráfico que son evitables; seguimos trabajando en medidas para frenar esta sangría de siniestros», afirmó el ministro.
El informe detalla que el 71% de las víctimas mortales, es decir, 1.288 personas, fallecieron en vías interurbanas, mientras que 518 perdieron la vida en vías urbanas, representando un incremento del 10% respecto al año anterior. El análisis también subraya que el 52% de los fallecidos eran vulnerables, y en áreas urbanas, este porcentaje se eleva al 80%.
Las causas más comunes de los siniestros incluyen la conducción distraída (30%), el consumo de alcohol (26%) y el exceso de velocidad (21%). Además, el grupo etario más afectado se sitúa entre los 35 y 64 años, con un total de 862 fallecidos, de los cuales los hombres representan el 78% de las víctimas.
El director general de Tráfico, Pere Navarro, también presentó un informe de las actividades realizadas desde el último Pleno, destacando las medidas específicas implementadas para la seguridad de motoristas y un plan de actuación para 2024-2025. Entre las iniciativas futuras, se incluyen modificaciones en los cursos de obtención del permiso de conducir y una regulación más estricta para mejorar la protección de colectivos vulnerables en las carreteras.