Castillo edificado a principios del siglo XIV en estilo gótico, con una original planta circular. En él se pueden visitar, además de las antiguas dependencias de los Reyes de Mallorca, el Museo de Historia de la Ciudad, una colección de escultura clásica y la que fue la celda de Gaspar Melchor de Jovellanos.
El castillo de Bellver se halla situado a 3 km del centro de la ciudad de Palma y a 112,6m de altura sobre el nivel de mar. Fue construido entre 1300 y 1311 a instancias del rey Jaime II de Mallorca como residencia de los Reyes de Mallorca, y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura civil y fortificada del Gótico de Mallorca. El castillo también ha sido usado a lo largo de la historia como refugio y prisión.
Destaca su original concepción con planta circular, único ejemplo en el territorio español. Se organiza alrededor de un patio central, también circular, con cuatro grandes torres orientadas hacia los cuatro puntos cardinales. La llamada torre del homenaje está exenta del resto del conjunto y se comunica con el castillo con un puente de perfil ojival. El conjunto está rodeado por un foso debido a su carácter defensivo. El patio interior organiza las estancias en dos pisos: el inferior destinado a servicios y abastecimiento y la planta noble donde se ubicaban las habitaciones de la familia real, las salas oficiales y la capilla de San Marcos.
La planta baja aloja actualmente el Museo de Historia de la Ciudad, donde el visitante hará un recorrido por la historia de Palma desde la Prehistoria hasta el siglo XX a través de los restos conservados, maquetas y paneles explicativos. La primera planta aloja la colección de escultura clásica y epigrafía romana del obispo Antoni Depuig (1745-1813). También se pueden visitar la habitación donde fue encarcelado (1802-1808) el político y escritor ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos.
En la terraza superior se pueden observar todavía los numerosos grafitis practicados por los presos durante la Guerra del Francés (1818-1814) y disfrutar de unas bellas vistas de la ciudad y la bahía de Palma. El recinto se ubica en el bosque de Bellver, el único pulmón verde de la ciudad, de titularidad municipal y para acceder se debe pagar entrada.