El vitíligo se manifiesta mediante la aparición de manchas blancas, conocidas como máculas, que surgen debido a la destrucción de los melanocitos, las células responsables de la producción de melanina en la piel. Estas lesiones pueden aparecer en diversas áreas del cuerpo como el contorno de los ojos, manos, pies, codos y rodillas, y en zonas pilosas como el cuero cabelludo y las cejas, afectando también el color del vello, fenómeno conocido como poliosis.
Esta enfermedad está vinculada a factores genéticos, estrés y se ha asociado con otras condiciones como la diabetes y trastornos tiroideos. Suele manifestarse a partir de los 20 años, afectando con mayor frecuencia a las mujeres y a ciertos grupos étnicos.
El diagnóstico del vitíligo se realiza a través de una evaluación clínica por parte de un dermatólogo, utilizando herramientas como la lámpara de hendidura o de Wood, que emite luz ultravioleta para detectar las lesiones en la piel del paciente.
En cuanto al tratamiento, existen diversas opciones según el grado y ubicación de las lesiones, así como la edad del paciente. Entre ellas se encuentran los corticoides tópicos, la fototerapia con radiación ultravioleta y UVB de banda estrecha, antioxidantes orales, inhibidores de calcineurina, el injerto de piel y el trasplante de suspensión celular. Es fundamental evitar la exposición directa al sol y utilizar protector solar de alta protección, además de prendas de vestir que protejan la piel de la luz ultravioleta.