La Feria de Abril de Sevilla comienza la noche del “alumbrao”, momento inaugural en el que se encienden las luces del recinto ferial. También esta noche se degusta el tradicional “pescaíto frito” en las casetas. Tras una semana de fiesta constante, la Feria concluye con un gran espectáculo de fuegos artificiales junto al río Guadalquivir.
La Feria es como una pequeña y engalanada ciudad. Un mundo efímero donde las casas son casetas, la iluminación se consigue con farolillos y todas las calles tienen nombres de legendarios toreros.
De gran colorido, cada año se levanta una monumental portada de entrada al recinto que conmemora algún monumento de la ciudad de Sevilla. La portada se ilumina con miles de bombillas, y sigue siendo ese lugar de cita habitual de los sevillanos.
Podemos decir que existe un particular calendario feriante. Hay personas en Sevilla que viven la «noche del alumbrao» como si se tratase de la «noche de fin de año». El encendido de la portada supone en cierto modo un año más, un nuevo año cargado de ilusiones y emociones que se desarrollan de forma fulgurante en esa semana. Algo así como si la vida estuviera concentrada en una semana.
El suelo de las calles está recubierto de albero, tierra de color amarillento, procedente de la localidad vecina de Alcalá de Guadaira. Ésta es la arena utilizada tradicionalmente en los jardines de Sevilla y en las plazas de toros.
La Feria se ilumina a lo largo de sus calles con millares de bombillas cubiertas de “farolillos” (especie de mamparas esféricas de papel plegado).
En 1846 un catalán y un vasco fueron los fundadores de la Feria de Sevilla. El traje de flamenca se consagró en Sevilla a partir de la Exposición de 1929. La Feria de Abril cuenta con 450.000 metros cuadrados y 1.052 casetas.
La Feria de Sevilla tiene sus tiempos: Existe la Feria de día y la Feria de noche. Por la mañana, la jornada comienza a mediodía para almorzar en las casetas y disfrutar del colorido y de un espectáculo único en el mundo, el paseo de caballos. Y a las 8, cuando los carruajes y los caballistas y amazonas se recogen al terminar su horario, el Real se transforma para vivir el recinto iluminado. De noche, se puede descubrir el lado más lúdico y festivo de la Feria y disfrutar del flamenco y el ambiente hasta bien entrada la madrugada del día siguiente.