El encargado de liderar la mayor gesta de la historia del fútbol español, Vicente del Bosque (Salamanca, 1950) tendrá ahora la misión de gestionar el cambio en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), sumida en una grave crisis desde hace nueve meses, desde el beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso a la supuesta trama delictiva de la llamada Operación Brody.
El ex seleccionador nacional, campeón del mundo en el 2010 y de las Eurocopas del 2008 y del 2012, será el presidente de la Comisión que se va a encargar de normalizar, supervisar y representar a la RFEF hasta las próximas elecciones ordinarias que tendrán lugar después de los Juegos Olímpicos de París. «Va a ser la cara del fútbol español», dijo por sorpresa Pilar Alegría, ministra de Educación, Formación Profesional y Deportes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
El salmantino, ex técnico y jugador del Real Madrid, será la representación institucional del balompié nacional en la final de la Champions League femenina, que juegan el 25 de mayo en Bilbao el Barcelona y el Lyon, así como en la Eurocopa de Alemania y los Juegos Olímpicos de París.
«La semana pasada creamos la Comisión de Supervisión, Normalización y Representación de la RFEF. Un órgano de tutela, de supervisión que tiene tres objetivos. En primer lugar, representar al fútbol español; en segundo, velar por la transparencia y el buen hacer del próximo proceso electoral que tiene que vivir la Federación a la vuelta de los Juegos; y en tercer lugar, afrontar con éxito los retos que tiene el fútbol español por delante: la Eurocopa, los Juegos y el Mundial 2030», explicó el Ejecutivo.
La elección de Gobierno no es de extrañar, ya que el nombre del ex seleccionador ha estado vinculado en varias ocasiones al PSOE de Pedro Sánchez. De hecho en el 2020, el propio Del Bosque contó que recibió la llamada del líder del Ejecutivo para participar en política, pero rechazó la propuesta porque se trata de un «asunto muy delicado» como del deporte en España y piensa que para esa función debe haber alguien «muy preparado».
La decisión del Consejo Superior de Deportes de crear la citada Comisión ante la crisis reputacional que vive la Federación, un órgano que de momento no tiene sus funciones concretadas, más allá de aconsejar y vigilar los movimientos de Las Rozas, no ha sentado nada bien en los máximos organismos del fútbol. El intercambio de cartas reciente entre la FIFA, la UEFA y el Gobierno, a través del CSD, no ha hecho más que enrarecer en los últimos días un ambiente que amenaza incluso la presencia de España en la próxima Eurocopa, que da comienzo el día 14 de junio en Alemania.
Ambas instituciones parecen albergar fundadas sospechas de que el órgano creado para velar por la transparencia y el buen hacer de la Federación, pueda ser una excusa utilizada por el Gobierno para intervenir la institución, en el foco de la corrupción, ahora bajo el último mandato del investigado Luis Rubiales. También peligra la carrera de España por el Mundial 2030, cuya elección aún tiene que oficializar la FIFA en diciembre a través de su Congreso Extraordinario.
Mattias Grafstrom (FIFA) y Theodore Theodoridis (UEFA), advirtieron el pasado sábado de que no consentirán que el Ejecutivo español intervenga, añadiendo que tienen hasta este viernes para esclarecer su participación en una Federación en la que el nombre de Del Bosque siempre estuvo presente para presidirla, una vez que el actual dirigente federativo, Pedro Rocha, podía ser suspendido provisionalmente por el CSD y posteriormente inhabilitado por el Tribunal Administrativo del Deporte por seis infracciones muy graves en sus funciones al frente de la comisión gestora de la FEF. El extremeño continúa aún en pie después de que dicho Tribunal pidiera a la Federación 40 documentos de gran valor y claves para tomar una decisión. La Comisión Directiva del CSD se reunirá en los próximos días, y el fútbol español seguirá expectante.